lunes, 21 de diciembre de 2015

LOS VIRUS GOLOSOS (Cuento)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

(Con motivo del Día nacional del niño contra el cáncer)

Hace ya unos años que los papás con niños enfermos de cáncer, unidos todos en la Federación Española de Padres de niños con Cáncer, solicito tener un día especial para ellos y su petición fue atendida por el Ministerio de Sanidad, que acordó que cada 21 de diciembre fuera el Día nacional del niño contra el cáncer.

Para ilustrar este cuento que hecho para todos y que dedico especialmente a los niños que están malitos con cáncer, que mejor que poner el dibujo ganador del III Concurso de Dibujos de Navidad que ha celebrado Niños con Cáncer con motivo de estas fiestas navideñas. 

El cuento dice así: 

Había una vez un grupo de niños  y niñas que eran amigos y les gustaba mucho estar juntos y jugar. Unas veces, cuando estaban un poco decaídos jugaban a las cartas, al dominó o al parchís; pero cuando estaban más animados lo hacían a la pelota, al pilla pilla o al escondite por las habitaciones, porque sus sitios de juego eran casi siempre las habitaciones, la sala común o los pasillos del hospital donde pasaban gran parte del tiempo pues estaban malitos con cáncer. No obstante, eran felices porque se sentían muy queridos, bien cuidados y todos eran muy amigos.

A solo unos días de la  Navidad, cuando parece que todo el mundo se vuelve loco por los regalos y las visitas, sucedió que a uno de los niños fue a verle su tía que vivía en el pueblo y le llevó un gran tarro de miel para que endulzara el sabor de algunas de las medicinas, y a una de las niñas su hermana mayor la llevó una cajita de colores que había hecho en el colegio especialmente para ella. Ambos niños, pusieron cara de pensar para qué necesitaban ellos eso mientras que otros niños habían recibido  regalos más atractivos.  

De todas formas aunque la mayoría estaban muy contentos, todos tenían la sonrisa levemente caída pensando que aquellos regalos solo aliviaban un poco su aburrida estancia en el hospital cuando lo que todos deseaban era ponerse buenos.

Un médico al que le tocaba hacer turno de tarde todos los días, pues el resto de colegas pasaban consultas por las mañanas y estaban muy atareados buscando las mejores fórmulas médicas para acabar con el cáncer, cuando vio aquellos regalos exclamó: “Están genial y con ellos podemos hacer algo increíble, veréis”.

Dio la orden de que todos los niños y niñas se levantaran de las camas (también aquellos que no tenían muchas ganas); que salieran de las habitaciones y se reunieran todos en la sala que usaban  para juegos, pero además, que cada uno llevara el regalo que había recibido. Una vez allí, les dijo que fueran diciendo para qué podría servir su regalo en la lucha con el cáncer.

- Con mi pelota podría meter muchos goles a la enfermedad y ganarla.
- Con mi saltador, podría hacer saltar al cáncer hasta que se cayera de cansancio y no pudiera atacar más.
- Disfrazaría a mi bonita muñeca de bruja y asustaría a la enfermedad para que se fuera corriendo.
- Con mi libro podre aprender  a leer muy bien y a estudiar para encontrar la manera de curar a todos los niños enfermos.

Uno a uno todos participaban con su mejor manera de combatir y ganar mientras el resto aplaudía y lanzaba vivas al aires. Entonces el niño del tarro de miel encontró utilidad a su regalo y dijo:
- Se me ocurre extender la miel por todos los rincones para que los virus golosos cuando vayan a comer se queden pegados y así atraparlos a todos juntos.

A lo que la niña de la caja añadió:
- Y yo encerraría a los virus pegajosos en mi caja y la precintaría con mucho celo y luego la tiraría a la basura para que fuera triturada en el camión con todos los virus dentro.

Con cada ocurrencia todos los niños se reían a carcajadas y crecía en ellos la ilusión y la esperanza de todos unidos vencer al cáncer.

Cuando el doctor volvió a su despacho anotó en su agenda particular que ese día, 21 de diciembre, había sido uno de los más divertidos en su trabajo en el hospital, porque a las enfermedades hay que plantarles cara con mucha risa, pues la risa es la mejor arma para ganar. 

Por favor, si quieres hacer uso de este cuento, cita a la autora:  © Pilar del Campo Puerta (está en el Registro de la Propiedad Intelectual). Gracias.

NOTA:
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